¡Los 5 Ciclos de la Evolución del Alma!  ¿Dónde estás?

No necesariamente somos conscientes de ello, pero nuestra alma pasa por un verdadero proceso de evolución que abarca muchas vidas y puede dividirse en varios ciclos.

 

 

1. El alma del picolo:

La pequeña alma es la más aterradora de todas, ya que nunca antes lo había estado en el mundo material. Está fascinado por la vida y temeroso de la realidad material.

El alma del pequeño tiene miedo a este nuevo mundo, pero también se siente atraída y supera este miedo encarnando una unidad familiar donde se le ofrece la suficiente intimidad, donde reina la seguridad emocional, donde se siente apoyado y sin presiones. Aquí, el alma del pequeño se siente bien. Vio las primeras encarnaciones un poco como en un sueño, dando la impresión de tener la cabeza en las nubes, de no estar totalmente presente.

En la gran familia, el alma del niño puede vencer su miedo, porque siempre está rodeada. Nunca está solo en una habitación. Debe estar cerca de los demás porque siente una profunda ansiedad y quiere sentirse tranquilo.

Su mayor miedo es salir y estar solo en el exterior. El alma del picolo evoluciona lentamente y poco a poco, este ciclo incluye varias encarnaciones. Gradualmente, a medida que se suelta y da sus primeros pasos hacia el exterior, entra en la etapa del alma del niño.

 

 

2. El alma del niño:

El alma del niño se caracteriza por la curiosidad: quiere estar en todas partes, saberlo todo, verlo todo y no perderse nada. Se interesa por todo lo que sucede a su alrededor, por todos los temas de conversación de los demás.

Atender, observar y hacer preguntas son sus principales características. Siente curiosidad por todo lo que hay para ver y oír e incorpora toda esta información, como una esponja.

El alma infantil también es capaz de realizar tareas sencillas, pero se escapa de las tareas desafiantes. No puede pensar de forma independiente y sacar sus propias conclusiones de la información recopilada. Toma cualquier información en su valor nominal.

 

 

3. El alma joven:

El alma joven se apresura a experimentar y se convence de ser mejor que los demás. Quiere mostrar sus habilidades y ser admirado. Quiere ser perfecto y participar en todo lo que ha observado y oído en la etapa del alma joven. Al mismo tiempo, es muy temerario, porque ningún gol lo asusta, quiere demostrar lo que puede hacer al mundo entero.

El alma joven no tiene certeza interior, no está lista para asumir sus responsabilidades. Si falla en alguna parte, culpará a los demás. Supera su inseguridad con cosas y looks hermosos. Tendrá un automóvil, una casa y ropa brillante. Al alma joven le gusta mostrarse y quiere mostrarle al mundo lo brillante que es.

Básicamente, el alma joven carece de autoestima: carece de las experiencias y valores de un alma adulta. Al final de este ciclo, puede ocurrir que sufra un trauma profundo. Hasta ahora solo ha tenido como punto de referencia las cosas externas, ha luchado por mostrarse y mantener su máscara. Todo esto se escapa de repente y se siente al final de sus capacidades.

En este punto, a menudo hay un colapso: el alma joven ve claramente su mundo imaginario, su máscara, comienza a dudar de sí misma y se siente agotada. Entra en la etapa del alma adulta.

 

 

4. El alma adulta:

El alma adulta también tiende a experimentar, pero para ello es importante comprenderlos, analizarlos críticamente y organizarlos internamente. Ya no cierra los ojos ante las cosas sino que elige cuidadosamente las situaciones en las que desea encontrarse.

El alma adulta define nuevas prioridades y nuevos valores; percibe sus sentimientos y aspira a la verdad y la autenticidad. Da gran importancia a la justicia y deja caer la máscara y la apariencia exterior. A veces todavía tiene miedo de no ser aceptado por los demás tal como es. Debe pasar tiempo a solas para reflexionar, sentir, comprender e identificar su punto de vista.

Mientras el alma joven transmite un conocimiento puramente nocional, el alma adulta se encuentra en un nuevo contexto, el del conocimiento a través de la experiencia. En la fase final de este ciclo, le da poco valor a los títulos, que eran más bien un foco para el alma joven. Entra en la etapa final que es el alma vieja.

 

 

5. El alma vieja:

Aunque el alma vieja es de naturaleza espiritual, no siempre lo hace conscientemente. Trabaja conscientemente con energías o percibe claramente su propia voz interior, conecta su conciencia a entidades superiores, ampliando así su visión del mundo.

Puede desarrollar su divinidad y potencial de varias maneras. El alma vieja ha reconocido claramente su propio camino y lo sigue sin ningún temor.

Es sólido como una roca y emana tranquilidad, paz, autoridad y seguridad incluso en un ambiente caótico. Hay un paralelo con el alma del niño que sueña con entrar en la vida. Al alma vieja le sucede exactamente lo contrario, sueña con dejar la vida.

El alma vieja tiene su propio poder personal y tiene una gran fortaleza. Se caracteriza por una gran paz interior y autenticidad. Al final de este ciclo, regresará para siempre a su patria espiritual.

Entonces puedes tener un período durante el cual buscas la perfección, participas en chismes y cotilleos, eres muy activo profesionalmente, atraviesas crisis y sufrimientos personales y encuentras soluciones.

Cada una de estas etapas es legítima. Regrese a sus encarnaciones pasadas y etapas evolutivas vividas, no en detalle, sino reviviendo los diferentes ciclos durante esta existencia y superándolos.